Juana de Arco (que nació justo hace 602 años, el 6 de enero de 1412 y murió el 30 de mayo de 1431), también conocida como la Doncella de Orléans, fue una heroína, militar y santa francesa. Su festividad se conmemora el día del aniversario de su muerte, quemada en la hoguera y condenada por herejía, el 30 de mayo.
El Proyecto “Doncella de Orleans” se gestó, a petición de PanOceanía, para crear un líder militar que fuera capaz de inspirar a las tropas en lo más duro del combate. Se precisaba alguien carismático, capaz de dar la vuelta a una situación adversa, simplemente basándose en su propio coraje, arrebato y fogosidad. Sólo los rumores de su llegada a una línea de frente son suficientes para elevar la moral de las tropas y lograr que cumplan misiones irrealizables.
Bajo su mando, los hombres lucharán hasta el final, con mayor ferocidad, valentía y fuerza que cualquier tropa que se haya visto en un campo de batalla. Su presencia en un combate es señal inequívoca de victoria. Juana está tocada por la mano de Dios. Sus ojos son como dos carbones ardientes y su voz como un huracán. Toda su figura encarna el concepto de aura de carisma y poder, es la madre-guerrera de los soldados panoceánicos, las mujeres la admiran y todos los hombres la aman.
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